sábado, 23 de julio de 2011

La leyenda más remota de Tandil


Hace mucho tiempo, el Sol y la Luna eran marido y mujer, los gigantes creadores de “La Pampa”. Luego de hacer crecer el pasto y las flores a lo largo de la llanura, luego de darle vida a los lagos y de crear a los animales y hombres, regresaron al cielo de donde habían bajado.

Como demostración de la alianza con sus hijos, el Sol continuo enviándoles su luz de día y la Luna su luz de noche. Así fue como pasaron los años, los siglos, las edades, hasta que una mañana los hombres notaron algo anormal en el sol. Lo vieron volverse cada vez mas pálido, hasta que estuvo casi extinguido.

Lo que paso fue que un puma gigante y alado (el León de las pampas) lo estaba acosando a través de la inmensidad de los cielos y lo había hecho su presa.

Se reunieron los más hábiles guerreros y decidieron atacar al puma con sus lanzas. Una de ellas dio en el blanco, perforando el estomago del animal. El Sol, mientras tanto, había recuperado su apariencia sonriente y ofrecía a sus hijos una luz mayor. Luego se fue a dormir.

La Luna salió y vio que el puma aun estaba vivo, entonces comenzó a tirarle piedras, tantas piedras que estas formaron una sierra, “Sierra de tandil”. La ultima piedra cayo en la punta de una lanza, tal como los conquistadores del desierto la vieron, “La Piedra Movediza”. Pero el puma, a pesar de estar bajo tierra, no estaba muerto. Cuando salió el sol, él se movió como si quisiese atacarlo de nuevo, e hizo que la punta oscilara (razón por la eterna vibración).

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